El carácter en el sacramento permanece y la justificación también pero puede perderse y la ablución es instrumental y no permanente pues es el hombre el sujeto de la santificación. El agua es el signo exterior de la santificación interior que es la cosa, res, del sacramento no significante sino significada.
Y el agua donde se sumergen los bautizados es signo de la pasión y resurrección donde morimos y resucitamos. Los signos sacramentales obran lo que significan y no los gastan las épocas y menos vistas evolutivamente porque Cristo murió una sola vez para ello y Él es la realidad del signo. Ahora se pretende decirnos en las teologías que es el hermano marginado quien muere y el signo es social y apuntaría a lo que tenemos que operar nosotros.
Es increíble la necedad pero explicable en el contexto de la confusión filosófico ensayística de la modernidad y posmodernidad. Sea así para quienes se conforman con ello y a ello.
Pero RES ET SACRAMENTUM quiere confirmar que hay santificación consiguiente a la recepción del ser de Dios en Cristo: QUIEN NO RENACIERE DE AGUA Y ESPÍRITU SANTO NO PUEDE ENTRAR EN EL REINO DE DIOS. La palabra habla por sí pero en la doctrina se explica por necesidad de la historia:
El agua es signo para la regeneración de la vida espiritual. Así crecen por ella las semillas y las plantas y los animales. También lava y esto significa la quita de los pecados. Y aún recibe la luz y se vuelve medio iluminante. De la inmersión en ella sale el hombre nuevo.
Es obvio decir cuánto los hombres anhelan el agua de los ríos, los lagos y los mares. Pero hay que notar aquí que lo poético de este sacramento exige la superación de lo prosaico en lo que se envuelven los hombres y sus teologías calculadoras den el mundo.
El RÍO, ELLAGO, EL MAR hablan por sí mismos y bautizados en la belleza emergemos como hombres más acá de las impurezas del mundo de los hombres, que por otra parte son crecientes y se curan con el poema EL COTEMPLADO DE PEDRO SALINAS.
Y el agua donde se sumergen los bautizados es signo de la pasión y resurrección donde morimos y resucitamos. Los signos sacramentales obran lo que significan y no los gastan las épocas y menos vistas evolutivamente porque Cristo murió una sola vez para ello y Él es la realidad del signo. Ahora se pretende decirnos en las teologías que es el hermano marginado quien muere y el signo es social y apuntaría a lo que tenemos que operar nosotros.
Es increíble la necedad pero explicable en el contexto de la confusión filosófico ensayística de la modernidad y posmodernidad. Sea así para quienes se conforman con ello y a ello.
Pero RES ET SACRAMENTUM quiere confirmar que hay santificación consiguiente a la recepción del ser de Dios en Cristo: QUIEN NO RENACIERE DE AGUA Y ESPÍRITU SANTO NO PUEDE ENTRAR EN EL REINO DE DIOS. La palabra habla por sí pero en la doctrina se explica por necesidad de la historia:
El agua es signo para la regeneración de la vida espiritual. Así crecen por ella las semillas y las plantas y los animales. También lava y esto significa la quita de los pecados. Y aún recibe la luz y se vuelve medio iluminante. De la inmersión en ella sale el hombre nuevo.
Es obvio decir cuánto los hombres anhelan el agua de los ríos, los lagos y los mares. Pero hay que notar aquí que lo poético de este sacramento exige la superación de lo prosaico en lo que se envuelven los hombres y sus teologías calculadoras den el mundo.
El RÍO, ELLAGO, EL MAR hablan por sí mismos y bautizados en la belleza emergemos como hombres más acá de las impurezas del mundo de los hombres, que por otra parte son crecientes y se curan con el poema EL COTEMPLADO DE PEDRO SALINAS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario