abro este espacio para explicar que la justicia de la bienaventuranza aludida es la santidad que es premiada con la saciedad. Cómo se alcanza y como se debe alcanzar la santidad es lo que haré pasando por TODA LA CIENCIA SAGRADA DE SANTO TOMÁS DE AQUINO.
lunes, 28 de mayo de 2012
¿QUÉ SIN LA TEMPLANZA?
Cuando el apetito sensitivo persigue los bienes corporales y sensibles es una cosa y cuando huye de los males corporales y sensibles es otra. En el primer caso hay que decir que los bienes buscados no repugnan a la razón sino por la desmesura . La razón es telética, atiende a alcanzar el fin. Éste es el bien que la virtud moral procura regulando las pasiones. En el segundo caso se huye del dolor que causa el bien de la razón y a ello refrena la fortaleza que vence el temor con la firmeza y modera la audacia. En el primer caso se moderan los deseos y placeres y secundariamente la tristeza que causa su carencia.
Vencerse a sí mismo en los placeres y tristezas: he aquí lo que oímos en Homero, en Platón y Aristóteles. Parece un sueño donde gobierna el ELLO: en nuestra cultura actual. “Sé tú mismo”, se preceptúa y el sí mismo es el deseo y la audacia.” Vence la tristeza” con la explosión de sentimientos y el temor con más de lo mismo.
COSI É SE VI PARE.
Hay que precisar que la templanza es un virtud concreta que tiene por objeto los deseos y placeres del tacto. Y se fija en los máximos deleites que son los naturales que compartimos con los animales en las necesidades de la subsistencia: comida y bebida y los placeres venéreos de lo que resulta la reproducción. Virtud que debe ser el cimiento dado el desorden que se sigue del mal uso de los deseos omnipresentes sin la razón como se verifica echando un vistazo a la miseria de los hombres, que nosotros sabemos provenientes de aquel original desorden en el cual se pierde la integridad.
¡Tantae mollis est possidere virtutem temperantiae!
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