La intemperancia se ocupa de los placeres cuyo apetito no es tan necesario a la conservación de la vida puesto que son adventicios Y LO SON PORQUE HAN DEJADO DE SER NATURALES. CUANTO MÁS NATURAL MENOS PECADO. La intemperancia es más voluntaria que la timidez que obra por temor de cosas externas amenazantes. Los actos que buscan el placer en cambio son plenamente voluntarios. Los placeres venéreos y de la comida que modera la templanza se prolongan durante toda la vida y el hombre puede ejercitarse en regularlos. En cambio los peligros de muerte se presentan rara vez y entonces recién el hombre ensaya vencerlos. Así es menor el vicio de ceder ante una lucha más cruel aunque sea más difícil de vencer el deseo de placer venéreo o de manjares.
La intemperancia decía Aristóteles es excecrable entre todos los vicios. Se fundamenta en que contradice toda claridad y hermosura que procede de la luz de la inteligencia. Por eso son placeres serviles. Son de menor gravedad pero de mayor infamia por la torpeza que encierran. Por el hecho de que tantos pecan con ellos no le quitan su infamia. Pero hay otros contra natura más excecrables aún.
Por la misericordia de Dios tenemos un salvador que nos ha bien comprado
La intemperancia decía Aristóteles es excecrable entre todos los vicios. Se fundamenta en que contradice toda claridad y hermosura que procede de la luz de la inteligencia. Por eso son placeres serviles. Son de menor gravedad pero de mayor infamia por la torpeza que encierran. Por el hecho de que tantos pecan con ellos no le quitan su infamia. Pero hay otros contra natura más excecrables aún.
Por la misericordia de Dios tenemos un salvador que nos ha bien comprado
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