sábado, 19 de octubre de 2013

EL MEDIO ENTRE LA VIDA CONTEMPLATIVA Y LA ACTIVA

Para acceder a la vida contemplativa deben extirparse los vicios con el ejercicio de buenas obras y contemplar a Dios con el alma bien purificada, es decir con la penetración pura de la mente. Y esta purificación resulta de las virtudes morales que pertenecen a la vida activa.
La vida contemplativa va a la verdad y la activa al ejercicio de actos exteriores para los cuales no pesa exclusivamente el saber sino el obrar, según Aristóteles.
Con cualquier acto de las virtudes morales se puede a través del ejemplo dirigir a los demás al bien: si esto es disposición para la contemplación entonces la integran si no se queda en la práctica.

La prudencia es al razón práctica y pertenece a la felicdad activa. Se ordena al fin de otras virtudes como recta razón de lo que se ha de hacer. Así cuando las virtudes morales se ordenan a conseguir el sosiego de la contemplación pertenecen a la vida contemplativa y por ende la prudencia que las comanda. Y la prudencia es medio entre las morales y la vida contemplativa.

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