martes, 22 de octubre de 2013

LA ENSEÑANZA DE LA DOCTRINA

Se verifica la doctrina o enseñanza por la locución que es digno audible o exterior del concepto interno. Este es un objeto o materia de la concepción interior. Y desde aquí se procede a la acción con la verdad  que cuando es contemplada por delectación pertenece a la contemplación. En la acción comunicadora de la verdad el enseñar pertenece a la palabra o locución que es obra de la vida activa pero el vacar al verbo insertándose en la dulce doctrina es pertenecer a la vida contemplativa. Esto dice Agustín.
El mero comunicar la doctrina es enseñar. Así dice Gregorio: los varones perfectos anuncian a sus hermanos los bienes celestiales que ellos pudieron contemplar y encienden así sus ánimos en el amor de la verdad íntima. Aquí versa sobre la materia de enseñanza. Y al sabio compete enseñar como dice Aristóteles en cuanto puede expresar el concepto interior del verbo y así puede conducir a los otros a la intelección de la verdad.
Tomás hace una distinción entre el mero enseñar la doctrina y enseñar a los otros a contemplar la verdad.
Caso no considerado en la educación actual a pesar que el documento conciliar lo prevee. Hoy vida contemplativa es sospechosa de insolidaria por más que hemos visto el orden de la caridad que tiene su acto interior y el exterior donde la limosna espiritual 
es primera aunque no sea más urgente.

La célebre frase de Agustín: ALLÍ ESTAREMOS VACÍOS DE OCUPACIONES EXTERIORES, ALLÍ VEREMOS, ALLÍ AMAREMOS muestra la primacía de la vida contemplativa que hoy comienza aquí sobre la de la vida activa que hoy aquí termina.

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