La vida contemplativa y la vida activa han sido asunto de disputa y de preferencia. Hoy va casi perdida la primera, la que es excelente aunque menos urgente. Y como cada vez hay y habrá más urgencias adiós vida contemplativa. Pero en plena moralina actual y en plena destrucción posmoderna se abre el espacio de la vida habitativa y del LOGOS frente al Lenguaje. Y el LOGOS nos habla uno a uno. Aquí Tomás muestra la preeminencia de la vida contemplativa sin dejar la activa que tiene el imperativo de la construcción de la cosas humanas, en aquella época sin el propósito de la destrucción ideológica del pasado. Pero Tomás atiende y tanto Aristóteles da los argumentos de la preferencia como el Señor en San Lucas: MARÍA HAS ELEGIDO LO ÓPTIMO Y NO TE SERÁ QUITADO…ESTO ES LO ÚNICO NECESARIO. No quiero imaginar lo que sucedería hoy si no hubiera hablado así cuando a pesar de todo la vida contemplativa es cosa de menosprecio porque se lo ve a Jesucristo obrar solamente en esos tres años en que camina hacia la cruz. Los argumentos que hoy no podrían convencer que Tomás enumera son: Lo más excelente que hay en el hombre es la inteligencia que ve lo inteligible. Raquel frente a Lía. Lo más continuo que es María a los pies del Señor. Lo más deleitoso como también se ve en María en la serenidad frente a Marta. Además la contemplación de casi nada necesita para ejercerse y Marta necesita muchas cosas. Además la vida contemplativa se busca por sí misma. Y el salmo se pone de nuestra parte: UNA COSA HE PEDIDO AL SEÑOR: HABITAR EN SU CASA TODOS LOS DÍAS DE NUESTRA VIDA PARA CONOCER SUS DELICIAS (PS.26). Parece que estuviera en lo habitativo de hoy. Además se le adjunta el salmo 45: VACATE ET VIDETE QUONIAM EGO SUM. Sobre este salmo deberíamos abrir un excursus: No comparemos con la vida activa ni lo llamemos vida contemplativa. Quien hubiera seguido el tratamiento heideggeriano de la GELASSENHEIT vería cómo “nada hay nuevo bajo el sol”. Antes que la theoría y praxis podemos ser invitados a la Serenidad y encontrarnos en la cercanía del ser. Pero más todavía: recibiendo a quien dice YO SOY QUIEN CONTIGO HABLA. “Eres inexcusable oh hombre” diría Pablo porque más cerca que ti mismo está Él, diría Agustín. Es cuestión de purificaciones y desnudez, diría Juan de la Cruz. Pocas palabras para buenos entendedores.