miércoles, 7 de diciembre de 2011

EL DON DE SABIDURÍA

Al sabio toca considerar la causa altísima por la cual juzga certísimamente de las otras. Y conforme a ella ordenar todo. Y hay una causa suprema en cada género: así Pablo dice: como sabio arquitecto puse los cimientos. Mas es sabio enteramente quien conoce la causa altísima que es Dios por cuanto puede juzgarlo y ordenarlo todo por las reglas o medidas divinas. Y esto se alcanza por el Espíritu Santo según aquello: el Espíritu todo lo sondea, hasta las profundidades de Dios. Así el espiritual todo lo juzga, dice el mismo San Pablo. La sabiduría de este modo se muestra como don del Espíritu Santo.
Pero el sabio puede ser del bien sumo y último fin y aquel que lo es para el mal obrar y es sabiduría terrena o mundanal que versa acerca de los bienes exteriores, la sabiduría animal de los corporales y la sabiduría del diablo sobre alguna excelencia imitando la soberbia del diablo del cual Job dice: ESTE ES REY SOBRE TODOS LOS HIJOS DE LA SOBERBIA. Job, un libro sapiencial antiguo.
Una distinción importante: Se puede tener inquisición de la sabiduría por virtud intelectual, mas poseerlo por connaturalizad pertenece a la sabiduría del Espíritu Santo, que dona la caridad que nos une con Dios. Quien se une con Dios un espíritu es con Él, dice Pablo. Y aquí hay experiencia que parte de la voluntad y concluye en el juicio del entendimiento, el cual aquí juzga y en el don de entendimiento capta. La sabiduría juzga gustando las cosas bellas de Dios. La ciencia las humanas.
Y así se misiona: CAMINAD EN SABIDURÍA HACIA LOS QUE ESTÁN FUERA. Y se predica que llegó el tiempo oportuno ¿De qué? Del reino de los cielos sobre la tierra ¿Cómo? Con la gracia de la caridad dada por el Espíritu de la promesa que se ha cumplido. Se predica la buena nueva del KAIRÓS. Y la sabiduría comanda, que es la parte superior de la razón que entiende en razones eternas, viéndolas y consultándolas dirigiendo las humanas acciones en conformidad con la medida de Dios. Por eso además de especulativa la sabiduría es práctica como la Ciencia Sagrada.
En ella hay una cercanía con Dios del alma que no sólo contempla sino que obra. Pues lo divino es eterno pero mide lo contingente. La sabiduría ve el principio y después encamina las acciones humanas por razones divinas. Y hay dulzura en contemplar y en obrar.
Luego, la sabiduría, don del Espíritu Santo es causa de rectitud de juicio en las cosas divinas y con divinas reglas en las demás por cierta connaturalizad o unión con lo divino que realiza la caridad. Por ello es incompatible este don de sabiduría con el pecado mortal. Un teólogo puede convivir con esos conocimientos y el pecado mortal pero no tendrá la experiencia y la connaturalizad que provee el don. Para no hablar del físico sapientísimo que descubre la bomba atómica.
Quien está sin pecado mortal tiene caridad y ama y es amado por Dios y los Proverbios dicen: DIOS NO AMA A NADIE SINO INHABITA EN él LA SABIDURÍA.
En la gracia LA UNCIÓN OS ENSEÑARÁ TODO, dice Juan pero en particular hay gracias gratis datas que el Espíritu Santo distribuye como quiere según Pablo en Corintios 12 las cuales van más allá de la gracia santificante.. Porque es tesoro de la fe el que hace hablar SABIDURÍA DE DIOS EN EL MISTERIO ESCONDIDO.
Y el don de sabiduría se corresponde con la séptima bienaventuranza
Bienaventurados los pacíficos es decir, los forjadores de la paz ora en sí mismos ora en los demás. Y AMBAS COSAS SON POR LO QUE ACONTECE LA PAZ A FIN DE INGRESAR AL ORDEN DEBIDO YA QUE LA PAZ ES TRANQUILIDAD EN EL ORDEN.
Y ordenar pertenece a la sabiduría: por lo tanto el pacífico se atribuye a la sabiduría.
Son llamados por premio hijos de Dios los forjadores de la paz. Pablo dijo en famoso pasaje a los Romanos: “A quienes de antemano conoció a esos predestinó a ser conformes con la imagen de su Hijo”, el cual es la sabiduría engendrada. Así recibiendo el hombre el don de sabiduría alcanza la filiación con Dios.
Es propio de la caridad tener paz. Forjarla es propio de la sabiduría ordenadora. Así también el Espíritu se lo llama de adopción porque por Él se nos da la semejanza con el Hijo que es sabiduría engendrada.

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