lunes, 1 de julio de 2013

LA PROFECÍA NO ES HABITUAL COMO EL AMOR

La mente del profeta no tiene un hábito permanente como es el del entendimiento que tiene una luz permanente y conoce los principios de cuanto está al alcance de la razón. Ahora el bien el principio de cuanto es objeto del conocimiento sobrenatural que por la profecía se nos da a conocer es el mismo Dios al cual no ven los profetas en su esencia. Lo ven en la patria los bienaventurados en quienes esa luz se halla en forma permanente y perfecta según el salmo: EN TU LUZ VEREMOS TU LUZ.
La mente del profeta requiere cada vez una revelación nueva como el discípulo que no alcanzó la aún los principios del arte y necesita ser instruido en cada caso por el maestro. CADA MAÑANA DESPIERTA MIS OÍDOS EL SEÑOR PARA QUE LE OIGA COMO DISCÍPULO.
Así se prueba que la profecía no es hábito. Para amar a Dios sin embargo que está como don sobre el entendimiento hay un hábito de la gracia. Es lo fundamental.

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