¿A qué facultad
pertenece el rapto: la apetitiva o a la cognoscitiva?
En primer lugar
pertenece al intelecto cuando es elevado hacia arriba por una inspiración
reveladora, a la cual pertenece el éxtasis.
Así con respecto al
término del rapto no podemos hablar allí de apetito porque éste dice
inclinación al bien apetecible y aquí se mueve sola la voluntad sin ser
arrebatada. Pero la causa del rapto puede enajenar la voluntad.
En el primer caso
cuando la mente es arrebatada al tercer cielo ve con el intelecto y el afecto
siente el paraíso. En ambos casos hay un exceso o éxtasis. Hay que ver qué lo
motiva.
La misma esencia de
Dios. Moisés y Pablo han sido llamados a escuchar palabras inefables las cuales
no son para hablar a los hombres ¿Por qué? Porque exceden a la condición de la
presente vida según lo de Isaías: ni ojo vio ni oído oyó…
Hay tres maneras de
elevación. Una la imaginativa como la de San Pedro. Otra por los efectos como
la del salmo: vi que todo hombre es mendaz. La tercera como la de Moisés y Pablo
en su esencia. Así son dos doctores: uno de la ley vieja otro de la nueva.
Y para verlo en su
esencia requerimos de su luz según el salmo: EN TU LUZ VEMOS TU LUZ. Esto es
pleno y permanente en los bienaventurados o pasajero como en Pablo que
pertenece a la plenitud de la profecía. Dios lo arrebató para mostrarle la vida
en la cual será visto en la eternidad. El tercer cielo es el de la visión
intelectual y no la imaginaria como la del Apocalipsis
Para aquella visión
paulina queda enajenado de los sentidos. La esencia de las cosas se alcanza más
allá de ellos y la de Dios por rapto para verlo en esencia en esta vida y por
presencia en la resurrección hasta redundar la gloria en lo inferior y
sensible. San Pablo vio y guardó en la memoria imágenes sin ser glorificado.
Debía experimentar para fundar la doctrina cristiana por un iluminación sin
separarse del cuerpo sino sólo suspenderse su condición sensible. El lumen
gloria lo levantó a la visión y quedo arrobado sin distinguir nada corporal
sino a Dios mismo. Esto no será así luego de la resurrección de los cuerpos
donde veremos a Dios cara a cara y seremos semejantes a Él.
Si Pablo persiguió a la Iglesia y vio a Jesucristo
quedando ciego no es mucho que no distinguiera su cuerpo en la visión del
tercer cielo. Lo que sí es claro que él tenía que desplegar la doctrina y para
ello fue a la visión en su fuente prodigiosa: Dios mismo. No hubo facultad de
teología ni maestro como Gamaliel. Quizás duela a muchos pero esto no es una
moral sino un experiencia de Dios por obra de su rapto. En su luz veremos su
luz.
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