martes, 3 de septiembre de 2013

EL RAPTO ES EXPERIENCIA DIRECTA DE DIOS MISMO

¿A qué facultad pertenece el rapto: la apetitiva o a la cognoscitiva?
En primer lugar pertenece al intelecto cuando es elevado hacia arriba por una inspiración reveladora, a la cual pertenece el éxtasis.
Así con respecto al término del rapto no podemos hablar allí de apetito porque éste dice inclinación al bien apetecible y aquí se mueve sola la voluntad sin ser arrebatada. Pero la causa del rapto puede enajenar la voluntad.
En el primer caso cuando la mente es arrebatada al tercer cielo ve con el intelecto y el afecto siente el paraíso. En ambos casos hay un exceso o éxtasis. Hay que ver qué lo motiva.
La misma esencia de Dios. Moisés y Pablo han sido llamados a escuchar palabras inefables las cuales no son para hablar a los hombres ¿Por qué? Porque exceden a la condición de la presente vida según lo de Isaías: ni ojo vio ni oído oyó…
Hay tres maneras de elevación. Una la imaginativa como la de San Pedro. Otra por los efectos como la del salmo: vi que todo hombre es mendaz. La tercera como la de Moisés y Pablo en su esencia. Así son dos doctores: uno de la ley vieja otro de la nueva.
Y para verlo en su esencia requerimos de su luz según el salmo: EN TU LUZ VEMOS TU LUZ. Esto es pleno y permanente en los bienaventurados o pasajero como en Pablo que pertenece a la plenitud de la profecía. Dios lo arrebató para mostrarle la vida en la cual será visto en la eternidad. El tercer cielo es el de la visión intelectual y no la imaginaria como la del Apocalipsis
Para aquella visión paulina queda enajenado de los sentidos. La esencia de las cosas se alcanza más allá de ellos y la de Dios por rapto para verlo en esencia en esta vida y por presencia en la resurrección hasta redundar la gloria en lo inferior y sensible. San Pablo vio y guardó en la memoria imágenes sin ser glorificado. Debía experimentar para fundar la doctrina cristiana por un iluminación sin separarse del cuerpo sino sólo suspenderse su condición sensible. El lumen gloria lo levantó a la visión y quedo arrobado sin distinguir nada corporal sino a Dios mismo. Esto no será así luego de la resurrección de los cuerpos donde veremos a Dios cara a cara y seremos semejantes a Él.

Si Pablo persiguió a la Iglesia y vio a Jesucristo quedando ciego no es mucho que no distinguiera su cuerpo en la visión del tercer cielo. Lo que sí es claro que él tenía que desplegar la doctrina y para ello fue a la visión en su fuente prodigiosa: Dios mismo. No hubo facultad de teología ni maestro como Gamaliel. Quizás duela a muchos pero esto no es una moral sino un experiencia de Dios por obra de su rapto. En su luz veremos su luz.

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