lunes, 10 de febrero de 2014

COMPARACIÓN VIDA CONTEMPLATIVA Y VIDA ACTIVA

Hemos tenido larga digresión mariana frente a una autoria contemporánea psicologista. María, lamadre del Señor era pura contemplación tal cual se lee en San Lucas.
Volvemos ahora sin desentonar a Tomás con la vida contemplativa comparada con la activa. Su primacía tiene ocho razones:
La primera por el ejercicio de lo óptimo en el hombre: el intelecto y su objeto propio: lo inteligible.
La segunda por su continuidad en al posibilidad de su ejercicio. María a los pies del Señor.
La tercera por el deleite. Marta se turbaba. María se deleitaba.
La cuarta por la autonomía donde resplandece el UNO NECESARIO.
La quinta porque la vida contemplativa se busca por sí misma y la activa por otra cosa: El salmo 26,4: UNA COSA HE PEDIDO AL SEÑOR Y ESO PROCURARÉ: HABITAR EN SU CASA TODOS LOS DÍAS DE MI VIDA PARA VER SUS DELICIAS.
La sexta porque es como una vacación quieta según el salmo 45,11: VACAD Y VED QUE YO SOY.
La séptima porque la contemplativa es divina y la activa humana. María escuchaba al Verbo y Marta servía al hombre.
La octava porque una es eterna y la otra transitoria y María eligió lo mejor que nunca le será quitado. La otra es la de circunstancias pasajeras.
Tomás aclara con su fama de realista: sin embargo hay que atender a exigencias de la vida presente. Hay que mezclarlas en esta vida: la activa es servicio y la contemplativa libertad. Por más necesidades a que aquella deba atender nunca puede abandonarse la última porque sin el deleite de la verdad se va todo de la mano. Así lo dice también Agustín.

¡Vaya si lo vemos esto en nuestros tiempos anticontemplativos! La verdad se desvanece en las insinuaciones significativas o en los gestos. El intelecto es obra de antigualla. Pero quedan las palabras dichas que indican al habitar, a la morada y al darle posada al Verbo del ser en el Espíritu de la Verdad que el mundo no quiere conocer ni puede desde el lleno de cosas. Vacad y ved que Yo soy decían mil años antes de Cristo los poetas salmistas. 
A ellos nos atenemos y barras derechas como decía Sancho Panza. "Demos en ser santos", como le argumentaba a don Quijote.

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