miércoles, 15 de febrero de 2012

VICIOS OPUESTOS A LA FORTALEZA

Sin firmeza no hay santidad. Como podemos quitarnos los vicios por doble partida: por la gracia que viene en los sacramentos y por acción propia conformándonos a la razón debemos conocerlo en primer lugar.Porque nadie se quita confesando pecados que no conoce.
Y son tres: el temor, la timidez y la audacia. El temor se ha visto como pasión, dice Tomás,nosotros nos hemos saltado la primera parte de la segundad parte donde trata las once pasiones. Y si es pasión no es reprobable porque es lo que hace la virtud con la pasión lo digno de elogio o de reprobación si no hace lo recto o conforme a la razón. Pues el recto orden es que la voluntad se someta a la razón. Esta dicta lo que ha de huirse y lo que ha de seguirse. Cuanto más debe buscarse un bien más debe huirse de un mal.La voluntad huye de aquello que la razón recta le dicta que debe huir y en este caso el temor no es pecado.Lo es cuando por temor huimos del bien para seguir lo que no debemos y no soportamos esa presión de lo que se hace y se dice y que no es de acuerdo a la recta razón.
El temor principal que tenemos es el de la muerte y por eso se opone a la fortaleza cuyo objeto son los peligros de muerte. Si residiera en la sensibilidad el temor sería pecado leve pero si ya compromete a la voluntad
que libremente rehuye algo en contra del dictamen de la razón tal desorden een el temor unas veces será pecado mortal otras venial. Mortal es cuando uno estuviera dispuesto a hacer algoprohibido o no hacer lago preceptuado en la ley divina.
Sin embargo lo hecho bajo el temor es mezcla de voluntario e involuntario y en lo que tiene de involuntario excusa de pecado. El mal de muerte es digno de ser temido aunque la muerte sea el destino final de todos. La clave está según Agustín que por nada nos apartemos del bien y de la verdad de la virtud. Y para esto está la fortaleza unida a la justicia y regida por la prudencia como razón recta que a su vez está medida por la caridad. Los estoicos solo ven la fuerza ciega.
El temor desordenado es un vicio que nos priva de la caridad de donde viene la santidad. La fortaleza es dispositiva en cuanto quita los obstáculos o pecados para ella.

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