Los pecados son omnipresentes y tienen de positivo el hecho d señalar a las virtudes porque cada pecado es la ausencia de una virtud determinada. Y si hay pecados execrables es porque hay virtudes laudables por su hermosura. La ética versaría sobre la hermosura más aún que la estética. Sabemos que hoy lo bello es aborrecido y tiene a Baudelaire como origen de esta actitud o decisión. El ir en contra de la tradición se explica por la debilidad de ésta para mostrar su verdadera naturaleza y contenido. Esto es lo que aquí pretendemos hacer.
¡Qué hermosura de las virtudes que proceden de la templanza que refrenan vicios deformantes y sobre todo producen paz y orden. Las virtudes valen por sí mismas y no por ser mandadas por la tradición ¿Quien resulta molesto por ser sobrio? Quien se embriaga frecuentemente es molesto y malo para sí y otros. Esto es un hecho. Pero he aquí que la sobriedad es un mérito así como la castidad y quien va juntando estas virtudes es honesto y bueno ¿Lo puede negar Jean Paul Sartre? El por cierto pone la bondad en lo social. La sociedad pasa a ser Dios, lo determinante, por cierto en un proceso de liberación y desestructuración. En tal proceso la castidad y sobriedad son barridas, sobre todo ante la vigencia del ELLO. MÁS Y MÁS AVANZA ELLA entonces estamos en otra esfera. Todo este resultado que acaece borrando toda noción de pecado y por ende de virtud constituye una marcha incesante por la liberación mientras quienes tendrían que enseñar la ética y la paz promueven la solidaridad social: la de una sociedad que más y más toma el poder sobre los individuos.
Mas juzgo que no todos te obedecerán, como le dice Aquiles a Agamenón. Los pecados molestan y destruyen la felicidad y son legión. El endemoniado legión nos ilustra acerca de los enemigos del alma.
Las virtudes son amables para quien las posee y para los otros. Esto lo ha sabido siempre el hombre sabio. Los muchos también las han rechazado.
¡Qué hermosura de las virtudes que proceden de la templanza que refrenan vicios deformantes y sobre todo producen paz y orden. Las virtudes valen por sí mismas y no por ser mandadas por la tradición ¿Quien resulta molesto por ser sobrio? Quien se embriaga frecuentemente es molesto y malo para sí y otros. Esto es un hecho. Pero he aquí que la sobriedad es un mérito así como la castidad y quien va juntando estas virtudes es honesto y bueno ¿Lo puede negar Jean Paul Sartre? El por cierto pone la bondad en lo social. La sociedad pasa a ser Dios, lo determinante, por cierto en un proceso de liberación y desestructuración. En tal proceso la castidad y sobriedad son barridas, sobre todo ante la vigencia del ELLO. MÁS Y MÁS AVANZA ELLA entonces estamos en otra esfera. Todo este resultado que acaece borrando toda noción de pecado y por ende de virtud constituye una marcha incesante por la liberación mientras quienes tendrían que enseñar la ética y la paz promueven la solidaridad social: la de una sociedad que más y más toma el poder sobre los individuos.
Mas juzgo que no todos te obedecerán, como le dice Aquiles a Agamenón. Los pecados molestan y destruyen la felicidad y son legión. El endemoniado legión nos ilustra acerca de los enemigos del alma.
Las virtudes son amables para quien las posee y para los otros. Esto lo ha sabido siempre el hombre sabio. Los muchos también las han rechazado.
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