jueves, 25 de abril de 2013

HUMILDAD=HUMANIDAD


Cómo someterse a los otros por humildad es análogo a aquello de la caridad: para el dar y el tener seso se ha menester, es decir prudencia. Hay que estar muy en claro qué cosas debemos someter a los demás y en qué para ser humildes. Por de pronto lo hacemos por Dios a quien adoramos. En lo que hay de Dios en los demás nos sometemos. San Pablo dice a los Corintios: HEMOS RECIBIDO EL ESPÍRITU DE DIOS PARA QUE SEPAMOS LO DADO GRATUITAMENTE. En mi visión: la persona que somos ante su faz, como dice Pablo a los Efesios.
Nuestra propia persona no debe someterse pero tampoco debemos dejar lo de Dios, su persona en otro. Nosotros podemos tener más defectos que ofusquen nuestro rostro que otros. Por eso debemos humillarnos a otros pero interiormente porque la virtud es un acto interior.
El modo de la templanza es refrenar o reprimir el ímpetu de la pasión. La humildad reprime el movimiento de la esperanza a las cosas que nos sobrepasan. Es parte de la templanza porque implica cierta moderación de espíritu. Y Pedro certifica: CORRUPTIBILIDAD QUIETA Y MODESTA DEL ESPÍRITU.
La humildad no es la mayor de las virtudes pero sin ella no hay virtudes cardinales ni por tanto las teologales que nos unen a Dios ¿Qué más para la santidad? 

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