La curiosidad es un vicio porque versa sobre el apetito y no directamente sobre el conocimiento. Éste es bueno pero puede nacer soberbia de él y hacer de la ciencia un medio para ensoberbecerse. Además conocer la masa infinita de la materia del mundo por sí es un peso que niega y ciega para la suma verdad donde se halla la felicidad perfecta. EL apetito del bien debe estar regulado y la vanidad de los conocimientos filosóficos que no conducen a la sabiduría que es la persona de Cristo es obstáculo.notorio como lo dice el Apóstol.
Más abajo está la concupiscencia de los ojos. Afanarse en el conocimiento puede ser vicioso por dos conceptos. Primero si no se refiere a algo útil. Segundo si es para desear algo malo. Solamente es bueno si está ordenado a un fin bueno como por ejemplo el conocimiento intelectual que proceda del sensible Una cosa es la voluptuosidad y otra la curiosidad que no requiere que sean placenteros los objetos por más que lo pongan los curiosos en conocerlos. Los espectáculos hacen adúlteros y desvergonzados dijo Crisóstomo. Todo esto viene desde los Proverbios y es más viejo que todo.
Hoy el mundo del espectáculo domina por su amplitud de medios pero siempre fue igual y parece que lo será. Allí está el mérito de los mártires que hoy son quienes enseñan lo contrario al grandísimo movimiento de opinión, es decir en palabras del Señor: EL CAMINO ANCHO QUE LLEVA A LA PERDICIÓN.
La modestia virtud característica de quien quiere seguir a Cristo pasa por el conocer pero se ve en el exterior.Los actos externos deben ser racionales y la virtud moral se extiende a ellos. San Ambrosio es aquí requerido por su preocupación por lo que conviene a ambos sexos en el modo de conducirse con el cuerpo y el vestido. Ornato y buen orden veían los antiguos como cosa de virtud. EN TODO COMPORTAOS COMO CONVIENE A LOS SANTOS, dice Pablo.
Por lo tanto la moderación de los movimientos externos se puede reducir como enseña Aristótoteles a dos virtudes: en cuanto referidos a otros: afabilidad y amistad; y en cuanto espejo del hombre interior es la virtud de veracidad que nos manda a comportarnos como somos.
Más abajo está la concupiscencia de los ojos. Afanarse en el conocimiento puede ser vicioso por dos conceptos. Primero si no se refiere a algo útil. Segundo si es para desear algo malo. Solamente es bueno si está ordenado a un fin bueno como por ejemplo el conocimiento intelectual que proceda del sensible Una cosa es la voluptuosidad y otra la curiosidad que no requiere que sean placenteros los objetos por más que lo pongan los curiosos en conocerlos. Los espectáculos hacen adúlteros y desvergonzados dijo Crisóstomo. Todo esto viene desde los Proverbios y es más viejo que todo.
Hoy el mundo del espectáculo domina por su amplitud de medios pero siempre fue igual y parece que lo será. Allí está el mérito de los mártires que hoy son quienes enseñan lo contrario al grandísimo movimiento de opinión, es decir en palabras del Señor: EL CAMINO ANCHO QUE LLEVA A LA PERDICIÓN.
La modestia virtud característica de quien quiere seguir a Cristo pasa por el conocer pero se ve en el exterior.Los actos externos deben ser racionales y la virtud moral se extiende a ellos. San Ambrosio es aquí requerido por su preocupación por lo que conviene a ambos sexos en el modo de conducirse con el cuerpo y el vestido. Ornato y buen orden veían los antiguos como cosa de virtud. EN TODO COMPORTAOS COMO CONVIENE A LOS SANTOS, dice Pablo.
Por lo tanto la moderación de los movimientos externos se puede reducir como enseña Aristótoteles a dos virtudes: en cuanto referidos a otros: afabilidad y amistad; y en cuanto espejo del hombre interior es la virtud de veracidad que nos manda a comportarnos como somos.
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