Eso sí el gozo de la caridad es el que procede de la sabiduría. No imaginemos otro porque éste no incluye tristeza. Por eso dice San Pablo: gozaos siempre en el Señor. Pero de parte de uno adviene el obstáculo, es decir el pecado, que nos impide participar en el bien divino a nosotros o quienes amamos.
Cuando no hay más que desear hay gozo pleno y eso se logra en la bienaventuranza perfecta con la fruición de Dios, donde se saciará todo deseo. NO PASÓ POR LA MENTE LO QUE PREPARÓ DIOS PARA LOS QUE LE AMAN, dice Pablo luego no cabe en el hombre el gozo de Dios por lo cual él será absorvido en él según aquello de San Mateo: ENTRA EN EL GOZO DE TU SEÑOR. Y hay proporción pues uno estará más cerca que otro según la parábola de los talentos aunque todos estarán plenos o superplenos. Así los artículos de esta cuestión 28.
Debemos considerar que el gozo que el Hijo nos da completo se derrama en nosotros por el Espíritu en la caridad de la que es su efecto, como se ve cuando se enumeran los frutos: caridad, gozo y paz.
Este tesoro nos brinda la Iglesia: aspirar al gozo sobre la mente. Pero que debe ser como el que ya experimentamos con su presencia real de persona a persona. Y aquel gozo será con su Persona entre personas.
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