LOS ÚLTIMOS SERÁN LOS PRIMEROS

El pecado del primer hombre fue la soberbia, claramente porque de ella vienen los demás. El primer hombre dio al linaje su rasgo: buscó la propia excelencia. Por buscarla desobedeció y no intervino la gula sino la persuasión de la serpiente que le ofreció la excelencia, cosa que Jesucristo rechaza en las tentaciones en el desierto. La ciencia estaba en la consecuencia de buscarla y a su vez sería medio de alcanzarla ¡Proceso en donde actualmente estamos con la biología que pretende dar la vida y quitarla!
La mujer creyó que era verdad lo que el demonio proponía porque nació en ella el afán de la propia excelencia que la hizo despreciar los preceptos. Hoy en día el proyecto de vida vale por la ley, los profetas y la pasión de Jesucristo.
¿Quiso ser como Dios? No en sí pero sí para determinar los hechos por sí misma. Tanto el ángel como el hombre quisieron ser norma para sí mismos no iguales a Dios en poder. El diablo quiso disfrutar del suo eminente entre las criaturas. Mas vio la caridad de Dios y la rechazó. La caridad iguala. El pecado consistió en querer ser Dios por sus propias fuerzas porque el secreto de Dios estaba en la humildad que recibe a Dios y diviniza por la caridad.
Creo que con esto basta para escribir un libro sacando consecuencias que explican todos los hechos desajustados del universo y trazan el camino estrecho que lleva a la vida.
Recomendamos la lectura de la Suma y además a procurar ingresar en el ritmo liberador de la humildad según las paradojas divinas. EL ÚLTIMO SERÁ EL PRIMERO Y EL PRIMERO EL ÚLTIMO.
Nos estremecemos con la belleza simple de la verdad.
HE AQUÍ LA IMPORTANCIA METAFÍSICA DE MARÍA.