Haciendo un excursus respecto del final de la segunda parte de la Suma sobre la vida contemplativa y la activa donde vemos subrayado que el impulso del hombre por naturaleza es la santidad y la bondad donde se comprueba la mano de Dios decimos más sobre la criatura en quien esto se lleva a su plenitud: la VIRGEN MARÍA.
Aquello de Rousseau de que los hombres son buenos por naturaleza pero la sociedad los corrompe, objeto de una polémica con el arzobispo de París que lo acusaba de eliminar el pecado original se ve más adentro y más originario en Lucas y Pablo. Pero sirve mucho aquello de que la sociedad lo corrompe, hoy piedra de toque de la realidad: realidad igual a sociedad.
Así la razón mundanal inglesa lo precede: el mundo como medida. Pero en Kant, quien concibe a Rousseau, lo que "debe ser" es la buena voluntad en la pureza de la razón.
En la madre de Jesús lo que se encuentra precisamente es la pureza de la nueva creatura revelada por San Pablo y quien lo hace es su secretario: San Lucas. Decir que antes de la KATABOLÉ del COSMOS ÉRAMOS SANTOS E INMACULADOS ANTE LA FAZ DEL PADRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO EN EL AMOR es mostrado por el médico amado en su pintura de María y la intimidad de Dios, es decir la de las Personas.
La descripción lucana es más que un hecho histórico, es el punto donde acontece la historia del ser o de la eternidad. Si a esto se lo denomina MITO hay que decir aquello de Aristóteles, mencionado por Heidegger, de que la poesía es más real que la historia. Claro está, es originaria, es sabiduría. No la poesía de los poetas sino la de la sabiduría misma. El caso de Homero, Hesíodo y Solón; el de Lucas Pablo y Juan y el de Rousseau, Schiller y Hölderlin tal como lo abrió Heribert Boeder desde 1980. Ellos no están en la misma dimensión que Píndaro, los trovadores, Dante o Goethe, para hablar de grandes poetas.
Yo había visto que María era asunto de la Filosofía y así le hice una promesa de ponerla en el foco del pensar que ella ejercita cada vez que se la menciona pues ejercía la cura, la guarda, la meditación de lo que se ha dicho desde el ser en su interior.
Que María esta signada por la interioridad (horror de la posmodernidad) está puesto en una de las siete oraciones de la cruz: HIJO HE AHÍ A TU MADRE, MUJER HE AHÍ A TU HIJO. Y DESDE AQUEL DÍA LA RECIBIÓ EN LA INTIMIDAD DEL HOGAR (TA IDIA).
Quien esto dice es el hombre Dios crucificado. Más real y fundamental ni obligatorio no hay.
No se puede (ni debe) no escuchar tal indicación. Y la consecuencia es el estatuto del habitar, el ámbito que Heidegger dejó apuntado y la logotectónica delineado (ver Seditions, página final, H. Boeder).
En Éfeso se abrió finalmente la casa del tránsito de María certificada hasta por mahometanos y visitada por tres papas y una visión de una santa confirmando la tradición del lugar que allí había vivido María con Juan ¡Justamente allí!
Cerca está la vía del templo de Diana, la diosa que en griego era Artemisa y que concitaba gran atención popular a su culto en la época helenística. San Pablo tuvo problemas con los plateros que vivían de tal culto multitudinario del caul hoy nada queda. En cambio...
Esto sí que puede llamarse mito en su última acepción. Ni siquiera puede relacionarse directamente con la Artemisa homérica, con lo sapiencial que se hace algo lógico y se formula en la DIKE MOIRAS.
Es esto lo determinado desde siempre y para siempre: es THEMIS, exteriorizada por la indicación (Dike) del destino de cada uno (Moira), la parte que le corresponde (Aisa). Esto que para Homero es la razón, lo bueno de cada cosa, el límite que Iris le muestra de parte de Zeus a Poseidón ante las naves de la Ilíada.
Esto expresa el MYTHOS originario: no su degradación "popular inmediata".
ASÍ SE PASÓ DEL MYTHOS (RAZON) AL MITO (REPRESENTACIÓN FIGURATIVA).
María sin embargo es el foco de la Palabra del Ser quien la llamó GRATIA PLENA y cuya correspondencia es el MAGNIFICAT, como puede escucharse en Vivaldi. Es lo serio que desde siempre quiere ser pensado en el remanso de serenidad. Es la Gelassenheit heideggeriana, la admisión en el ser, la misma casa del ser, como lo vieron los padres de la Iglesia.
No es música pop.
Aquello de Rousseau de que los hombres son buenos por naturaleza pero la sociedad los corrompe, objeto de una polémica con el arzobispo de París que lo acusaba de eliminar el pecado original se ve más adentro y más originario en Lucas y Pablo. Pero sirve mucho aquello de que la sociedad lo corrompe, hoy piedra de toque de la realidad: realidad igual a sociedad.
Así la razón mundanal inglesa lo precede: el mundo como medida. Pero en Kant, quien concibe a Rousseau, lo que "debe ser" es la buena voluntad en la pureza de la razón.
En la madre de Jesús lo que se encuentra precisamente es la pureza de la nueva creatura revelada por San Pablo y quien lo hace es su secretario: San Lucas. Decir que antes de la KATABOLÉ del COSMOS ÉRAMOS SANTOS E INMACULADOS ANTE LA FAZ DEL PADRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO EN EL AMOR es mostrado por el médico amado en su pintura de María y la intimidad de Dios, es decir la de las Personas.
La descripción lucana es más que un hecho histórico, es el punto donde acontece la historia del ser o de la eternidad. Si a esto se lo denomina MITO hay que decir aquello de Aristóteles, mencionado por Heidegger, de que la poesía es más real que la historia. Claro está, es originaria, es sabiduría. No la poesía de los poetas sino la de la sabiduría misma. El caso de Homero, Hesíodo y Solón; el de Lucas Pablo y Juan y el de Rousseau, Schiller y Hölderlin tal como lo abrió Heribert Boeder desde 1980. Ellos no están en la misma dimensión que Píndaro, los trovadores, Dante o Goethe, para hablar de grandes poetas.
Yo había visto que María era asunto de la Filosofía y así le hice una promesa de ponerla en el foco del pensar que ella ejercita cada vez que se la menciona pues ejercía la cura, la guarda, la meditación de lo que se ha dicho desde el ser en su interior.
Que María esta signada por la interioridad (horror de la posmodernidad) está puesto en una de las siete oraciones de la cruz: HIJO HE AHÍ A TU MADRE, MUJER HE AHÍ A TU HIJO. Y DESDE AQUEL DÍA LA RECIBIÓ EN LA INTIMIDAD DEL HOGAR (TA IDIA).
Quien esto dice es el hombre Dios crucificado. Más real y fundamental ni obligatorio no hay.
No se puede (ni debe) no escuchar tal indicación. Y la consecuencia es el estatuto del habitar, el ámbito que Heidegger dejó apuntado y la logotectónica delineado (ver Seditions, página final, H. Boeder).
En Éfeso se abrió finalmente la casa del tránsito de María certificada hasta por mahometanos y visitada por tres papas y una visión de una santa confirmando la tradición del lugar que allí había vivido María con Juan ¡Justamente allí!
Cerca está la vía del templo de Diana, la diosa que en griego era Artemisa y que concitaba gran atención popular a su culto en la época helenística. San Pablo tuvo problemas con los plateros que vivían de tal culto multitudinario del caul hoy nada queda. En cambio...
Esto sí que puede llamarse mito en su última acepción. Ni siquiera puede relacionarse directamente con la Artemisa homérica, con lo sapiencial que se hace algo lógico y se formula en la DIKE MOIRAS.
Es esto lo determinado desde siempre y para siempre: es THEMIS, exteriorizada por la indicación (Dike) del destino de cada uno (Moira), la parte que le corresponde (Aisa). Esto que para Homero es la razón, lo bueno de cada cosa, el límite que Iris le muestra de parte de Zeus a Poseidón ante las naves de la Ilíada.
Esto expresa el MYTHOS originario: no su degradación "popular inmediata".
ASÍ SE PASÓ DEL MYTHOS (RAZON) AL MITO (REPRESENTACIÓN FIGURATIVA).
María sin embargo es el foco de la Palabra del Ser quien la llamó GRATIA PLENA y cuya correspondencia es el MAGNIFICAT, como puede escucharse en Vivaldi. Es lo serio que desde siempre quiere ser pensado en el remanso de serenidad. Es la Gelassenheit heideggeriana, la admisión en el ser, la misma casa del ser, como lo vieron los padres de la Iglesia.
No es música pop.
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