jueves, 16 de enero de 2014

EL VIÁTICO

No se va de la memoria el colorista libro que hablaba de los mitos donde María venía a ser la representante de uno. La quintaesencia del psicologismo moderno que ahora puede navegar en aguas propias en el posmodernismo. Esto también tiene su tiempo cultural limitado. La necedad sin embargo será constante porque ningún pecado se va sin la lucha de cada uno consigo mismo hasta el instante de la PAROYSÍA.
Precisamente lo acontecido en María es lo que da lugar al ser del ente y resulta así la nueva creatura como anticipación de lo que será cuando se  "ponga a tus enemigos como escabel de tus pies".
La lucha del mundo viejo está en actividad sin embargo como se ve en el capítulo 12 del Apocalipsis y en los siguientes. El signo de la mujer en el cielo ha sido también tomado por el arte con grandiosidad. Recuerdo en San Juan de Letrán la de un Juan, pluma en mano, el dragón y la Virgen coronada arriba ¡Cuántas coronaciones se ven! Sobre todas la del Angélico. Un hecho del arte de la Historia. 
En medio de la situación ontológica del desorden humano María es el amparo y en sí misma el ingreso en el habitar, que es la paz en la tierra la cual es comienzo de la gloria en el cielo.
El desorden del ELLO ahora establecido como "lo que es" y escrito por Proust como SODOMA stá puesto de muchas formas en el Apocalipsis.
La sangre purificadora del Cordero es suficiente para blanquear las estolas.
Todo está jugado. Falta claro está el final del cual se sabe el resultado general. Vamos nosotros por el camino sacramental del Verbo: la Eucaristía nos lleva.
Es mito para unos o mythos real para otros. Vecindad en el lenguaje. La palabra se hizo carne y pan. Sacramento igual a realidad.

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