jueves, 24 de marzo de 2011

EL IMPULSO DE MUERTE

Freud, con una educación judía, encontró pronto en el inconsciente el IMPULSO DE MUERTE. Caín fue el ejemplo literario más claro. Sintiéronse desnudos sus padres en el paraíso, es decir, las pasiones bullían solas sin el orden de la justicia original ¡Y he aquí que el primer pecado que aparece es el matar a su hermano ¡Los hombres disminuyen este hecho! Creen que NUNCA MÁS OCURRIRÁ cada vez que ocurre: ¡cómo la muerte que es su fin!Lo atribuyen a causas confusas de la maldad de los otros por más que Freud lo encontró como la otra cara del EROS: THÁNATOS Y EROS. Son tan antropológicos los análisis (sabemos que la Metafísica esta prohibida)que aunque lo ven perderse en el inaccesible abismo del incosciente creen que un analisis de toda la vida podrá domarlo (sin duda es posible, teniendo a alguien EN LA CERCANÍA DE LA PERSUASIÓN, dedicado a ese inconciente abierto)pero la mayoría que no son Lacán cree que trasmitiéndole valores curará ese PECADO ORIGINAL...moralina incesante antes ahora y después: es el avestruz que mete la cabeza en su agujero.
Nosotros hemos recibido la seriedad de este acontecimiento originario en todas las Sagradas Escrituras, del Génesis al Apocalipsis: el pecado y los pecados la atraviesan para ser señalados primero por la ley que, según Pablo, lo exacerban y tras el cumplimiento de la promesa es vencido por la gracia en la carne crucificada de Jesucristo, igual en todo a nosotros menos en el pecado.
¿Qué acontece en la cruz? ¿Qué en la Eucaristía? ¿Un hecho moral o primero acontece el mismo ser? El ser para la muerte de Heidegger tiene aquí su piedra de toque. Sin duda que Jesús, como dice Pablo, muere a la muerte, vence la muerte, es decir la incurable finitud que nos hace que cada uno PODAMOS PECAR, hacer valer nuestra libido y nuestro impulso thanático. Es normal en igualdad de condiciones: la del poder o no hacerlo. Pero con la gracia que fluye del hecho super metafísico de la muerte del hombre Dios que obra en nosotros por los sacramentos ya tenemos garantizada la victoria: ¡Oh muerte dónde está tu aguijón!
Pues no se trata de creer que hay vida después de la muerte (esa es la moralina corriente, como si la vida eterna viniera después de la vida actual) sino de que hay vida de santidad hoy y aquí con la gracia como lo muestran todos los signos que hizo Jesús ¡todos!
Acontece el ser entonces en la MISA, aquel ser del ente sobre el cual deambula Heidegger, y se abre en cada misa el claro de la gloria: aquel que vio Esteban como el PROTOMÁRTIR.
Debemos reconocer que los impulsos quedan...pero depotenciados, sin ninguna imperiosa necesidad. Si vemos cómo tiene que ser y como no tiene que ser y recibimos la gracia para andar por el primer camino no caeremos en la mezcla de la relatividad de lo que es y no es sin confianza verdadera.Primero vino Platón a sucitar esto.
Claro que para reciri en plenitud de santidad hay que disponer todo para la fe. Y eso es lo que trataremos en adelante.

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