martes, 10 de enero de 2012

LA MEMORIA y DOCILIDAD

El palacio anchuroso de la memoria como dice Agustín es fundamento de la prudencia. En estos tiempos en mi patria se subraya la memoria de un pasado atroz. Bien está poner todo lo acaecido para poder emplear luego de la inteligencia la razón.Porque el trabajo de la prudencia es arduo y pocos son los que la siguen porque se trata de aplicar a los hechos contingentes como si fueran necesarios, no de cualquier manera y procede su discernimiento del tiempo y la experiencia: incluye todo el tiempo y los hechos ordenados en la memoria. A la prudencia pues corresponde recordar muchas cosas. Y los debe aplicar a los hechos singulares presentes. Se le adjuntan luego la inteligencia y la docilidad.
Y se trata de la inteligencia de los primeros principios que son evidentes de donde parte toda razón que emplea la prudencia como recta razón en el obrar. La conclusión particular se deriva de una proposición universal conocida por la inteligencia de un modo natural, por ejemplo: NO HAGAS MAL A NADIE. También la otra inteligencia conoce un primer contingente operable del cual posee una cierta estimación recta de un fin particular que tambien se llama "sentido". Aristóteles: debe existir un sentido interno para estos singulares que juzga de lo concreto y singular.
Las acciones particulares de las cuales se extrae la experiencia son muchas de lo cual surge la importancia de la enseñanza sobre todo de los ancianos que han llegado a formar su juicio sano acerca de los fines particulares que no pueden demostrarse. Así lo dicen los libros sapienciales: la docilidad a la enseñanza de la sabiduria es fundamental para adquirir prudencia. No hay que desecharlas por soberbia o descuidarla por pereza. Nadie se basta a sí solo.
La sabiduría es saludable y la docilidad imprescindible.

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