Cristo padeció con
dos ladrones uno a su izquierda y otro a su
derecha significando el juicio. El de la derecha le rogaba y el de la
izquierda lo insultaba. Uno se iba con Él al paraíso. Lógico.
Además fue milagroso
convertir a un ladrón en tal instancia. Y se mostraba el resultado de la gracia
dada en la cruz. Y se cumplía la
Escritura por sería contado entre los malhechores.
El hombre Dios
padecía. Pero no Dios sino el hombre padecía por la unión hipostática era una persona que
padecía en su carne. El Señor de la gloria fue crucificado, dijo Pablo, y así
mató la muerte. Mas las injurias las hicieron al mismo Dios.
Los perseguidores
quisieron matarlo y lo hicieron pero con el asentimiento de Cristo. De este
modo, sí, fue él causa de su propia muerte pues podía impedirlo reprimiendo a
sus adversarios y además su carne permitió al dolor por su vulnerabilidad,
relativa a su voluntad de padecer. Porque NADIE ES CAPAZ DE ARREBATARME LA
VIDA. Y murió más rápido para que no se le
quebraran las piernas según decían las Escrituras y era conveniente que así
fuera.
Cristo murió por
obediencia: SE HIZO OBEDIENTE HASTA LA MUERTE.
Y fue convenientísimo que sucediera lo contrario de
desobediente Adán padre de los pecadores, porque de la obediencia nacieron
muchas justos así como injustos de su negligencia. Y fue conveniente para la
reconciliación de los hombres con Dios
con quien nos reconcilió la muerte de su Hijo y fue su sacrificio hostia agradable
a Dios. Y Dios prefiere la obediencia a los sacrificios como se dice en el
libro de los Reyes. Y en Cristo fue una victoria sobre la muerte cuando dio el
COSUMMATUM, cumpliendo todos los
preceptos de la ley y expresándolo así: PARA QUE EL MUNDO CONOZCA QUE AMO AL
PADRE Y QUE SEGÚN EL MANDATO QUE ME DIO ASÍ HAGO…
Y se fue hacia la
cruz donde cumplió todos los preceptos ceremoniales: el fin de la ley es
Cristo, dijo el fariseo Pablo. Él pagó por nosotros con voluntad de cumplir lo
mandado permitiendo que lo clavaran en la cruz. Esto repugna a la voluntad
natural. Cristo cumple por el contrario la voluntad del Padre según aquel
salmo: QUISE DIOS MÍO HACER TU VOLUNTAD. Y lo sublime: SI NO PUEDE PASAR ESTE
CALIZ SIN QUE LO BEBA HÁGASE TU VOLUNTAD Y NO LA
MÍA. Y por caridad fue obediente al mandato
del Padre.
Y Dios no perdonó ni
a su propio hijo sino que lo entregó por nosotros. Ya lo dice el profeta mayor,
Isaías: PUSO EL SEÑOR EN ÉL LAS INIQUIDADES DE TODOS NOSOTROS y aún: QUISO
TRITURARLO BAJO EL PESO DE SU FLAQUEZA. Así el Padre había ordenado la Pasión. No es cosa de los
cristianos
Y el Hijo como dice
el mismo Isaías: SE OFRECIÓ PORQUE QUISO. Y Él quedó expuesto de tal modo que
clamó desde la cruz: DIOS MÍO DIOS MÍO POR QUÉ ME HAS ABANDONADO.
Esto no es juego,
tiene la seriedad terrible del hecho.
Y el Padre no lo
obligó sino que fue su voluntad obediente ante la severidad de Dios. El Hijo
brindó satisfacción y el castigo fue mediado por un autocastigo ya que sólo así
nos perdonó, asumiendo el Hijo el castigo. Pero proponiéndolo como propiciación
por su sangre. Y el Padre le dio la voluntad de entregarse y Él como hombre se
entregó a sí mismo por caridad así como otros lo hicieron por envidia, otros
por codicia, otro por cobardía.
Pero el padeció por
gentiles y judíos que habían tomado parte en su crucifixión y por los cuales
pidió inmediatamente el perdón. Y unos no podían crucificarle ya que querían
para él una pena resonante, la de enemigo público, más que transgresor de la
ley y para ello necesitaban a la autoridad romana. El otro no queriendo
crucificarlo y proponiendo penas menores lo hizo. Ambos representando al mundo
entero lo crucificaron y por cierto que representan a los pecadores en sentido
grave que hay en este mundo.
Los príncipes de los
sacerdotes habían visto señales pero no conocieron su divinidad y por envidia e
ignorancia lo despreciaron sin excusarse del crimen porque era una ignorancia
afectada la suya. Rehusaron dar fe a las
palabras donde se declaraba hijo de Dios. Jesús había dicho: SI NO HUBIERA
VENIDO Y NO LES HUBIERA HABLADO NO TENDRÍAN PECADO.
Pero ellos y estos
intelectuales de hoy están en las palabras de Job: RETÍRATE DE NOSOTROS, NO
QUEREMOS LA CIENCIA DE
TUS CAMINOS.
La masa tampoco
creyó aunque vieron sus milagros que lo acreditaban como Hijo de Dios (sólo
algunos como Marta y con vacilación frente a la devoción de María) pero bien es
verdad que fueron decepcionados por sus jefes para que no creyeran que era el
Mesías.
Los más siguen la
opinión general. Hay muchos que no sabían lo que hacían y por ellos oró Jesús
pero otros sabían de quien querían librarse por odio y envidia.
Jesús sabía quienes
eran unos y otros: SI NO HUBIERA REALIZADO OBRAS QUE NINGÚN OTRO HIZO NO
TENDRÍAN PECADO…PERO AHORA LAS HAN VISTO Y ME ABORRECIERON A MÍ Y A MI PADRE.
Vieron sus obras maravillosas y no lo conocieron Y no lo reconocieron por su
ignorancia afectada que los inclinaba al pecado para lo cual necesitaban
oscuridad. Así crucificaron no sólo al hombre sino a Dios, dice Tomás en 3q47a5
Y Nietzsche escribió: DIOS HA MUERTO: ELLOS LO HAN MATADO. ¿Quiénes? Los
hombres que son un cable entre el mono y el super hombre. Los que se miden por
las cosas mundanas y buscan la gloria que ellos mismos se brindan. Un gran
negocio de éxitos y galardones que ciegan con su artificio.
Y crucificando a
Dios “llenaron la medida de sus padres”. Su pecado fue gravísimo, tanto por el
género del pecado como por su malicia. ¿La malicia de la grima heideggeriana?
En cuanto al pecado
de la masa fue grave en género pero disminuido por la ignorancia que no era la IGNORANCIA AFECTADA
DE LOS INTELECTUALES. Los gentiles en ese entonces se excusaban más porque no
sabían de qué se trataba todo ello. Sin embargo el centurión miró su muerte y
dijo: VERDADERAMENTE ESTE HOMBRE ERA HIJO DE DIOS. Bastaba mirarlo clavado en
la cruz y escarnecido. Basta hoy también.
El pecado de Pilato
fue menor que el de los príncipes judíos que por odio y envidia lo entregaron a
quien sólo le temió al Cesar.
Por más que Cristo
se haya entregado voluntariamente eso no excusa el pecado de quienes lo
entregan a Pilato y a éste por condenarlo viendo que no tenía causa y
desobedeciendo a su esposa. Poner las manos sobre el ungido del Señor es causa
de muerte para David como se lee en IIReyes 1,6.
Y la pusieron y
ahora lo siguen muchos ignorando, e ignorando el efecto sacramental de su
oblación. Y así creen vivir unos felices otros cumpliendo el deber de
intelectuales posmodernos que es liberar ¡Justamente dejando de lado al
redentor!
Cada cual tendrá su
motivo pero aquel centurión que guardaba la cruz expresó: ESTE HOMBRE ERA DIOS.
El mérito de la
pasión. Cristo nos mereció la salud eterna desde el principio de su concepción
pero existían de nuestra parte ciertos impedimentos que dificultaban la consecución de los efectos de los
precedentes méritos y para removerlos fue conveniente que Cristo padeciese.
Dice San Agustín:
Humilitas passionis claritatis est meritum, claritas humilitatis est praemium.
Y Él mereció la
salvación para los fieles, poseyendo la gracia como cabeza de la Iglesia para que redundase
sobre sus miembros. Él en la Pasión
recibe la bienaventuranza del perseguido por la justicia para sí y para todos
sus miembros.
La dignidad de la
carne de Cristo no se ha de estimar sólo por la naturaleza de la carne sino por
la dignidad de la persona que la asumió en virtud de la cual era carne de Dios
y alcanzaba una dignidad infinita. Así
la grandeza del dolor asumido fue motivo de satisfacción sobreabundante
por los pecados del género humano. Entregó en satisfacción la vida del hombre
Dios padeciendo con máxima caridad. Y fue por obra de sacrificio.
San Agustín: es
verdadero sacrificio toda obra realizada para unirnos con Dios en santa
sociedad en orden a obtener aquel fin con cuya posesión somos bienaventurados. Cristo
lo ofreció y fue en sumo grado acepto a Dios como proveniente de la mayor
caridad. Es el sacrificio perfecto: a quien se ofrece, quien lo ofrece, qué se
ofrece y por quienes. El verdadero y único mediador que había asumido en sí a
todos en su cuerpo que ha sido sacramento. Era apta para ser inmolada sin
pecado y ofrecida por Él mismo de sí mismo como sacerdote con óptima caridad.
Juzguen quienes
pasen por esta reseña demañada de la Suma
Teológica cuando se escucha decir a más de un premio nobel:
De Dios no puede saberse si existe o no.
Una cosa se puede
tener en claro que cuanto más cerca del Nobel se está más crece aquella
IGNORANCIA AFECTADA que Tomás le endilga a los príncipes judíos.
La ley del
evangelio: LOS PRIMEROS SERÁN LOS ÚLTIMOS Y LOS ÚLTIMOS SERÁN PRIMEROS.
Este Dios que se
revela con milimétrica precisión y detalles cotidianos se presenta a la
inteligencia desde el YO SOY QUIEN SOY o EL QUE ES hasta el lanzazo de la cruz
de donde salen los siete sacramentos. Decir “bueno, no sé…” ha crecido en
afectación tras dos mil años de sacrificio
eucarístico desde que sale el sol hasta el ocaso ¿A qué creen que se
juega mientras se renueva el sacrificio de la cruz? ¿Es un atavismo
tradicional? DEUS NON IRRIDETUR.
San Pedro sobre
cuyas cenizas se edifica la basílica del mismo nombre, objeto hoy de toda
pública atención, dijo: NO FUISTEIS RESCATADOS DE LA VANA CONVERSACIÓN HEREDADA DE
VUESTROS PADRES (PATERNAE TRADITIONIS) SED PRETIOSO SANGUINE, SINO POR LA SANGRE PRECIOSA DE CRISTO,
CORDERO INMACULADO”.
De dos maneras
estaba el hombre atado al pecado. Primero por servidumbre ante quien lo dominó
induciéndole a pecar. Segundo por el reato. De ambas servidumbres nos rescató
Cristo. Él pagó el precio para que fuéramos suyos en particular como lo somos
en general. Ocurre aquello que dice Pablo: SI ALGUNO NO TIENE EL ESPÍRITU DE
CRISTO ÉSTE TAL NO ES SUYO” El pecado nos quitó el Espíritu que se infunde por
la gracia de los sacramentos de la cruz.
¿Por qué el hombre
debía ser arrebatado al diablo por la redención? “Ahora el príncipe de este
mundo será echado fuera”, dice Jesús antes de la Pasión. 3q48a4ad2.
¿Qué parece
anticuado hoy a los liberadores? ¡Vaya: nada más antiguo que la verdad! ¿No
serán liberadores siervos? Aquí cuando el redentor habla los liberadores
deberían callar ante Él.
¡Es el Verbo! Ahora, si no quieren escuchar,
sea, pero chitón cuando el VERBO habla: YO SOY, QUIEN CONTIGO HABLA.
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