sábado, 26 de abril de 2014

LA HIPÓSTASIS UNITIVA

En la muerte de Cristo la divinidad no se perdió en el cuerpo.
Como antes de la muerte la carne de Cristo estaba unida personal e hipostáticamente al Verbo de Dios así continuó post mortem para que no fuese otra la hipóstasis del Verbo y la de la carne de Cristo.
Dios no lo abandonó pues sino que lo entregó a sus perseguidores. Luego no se quita la unión de la divinidad de la carne.
Dios no obra por necesidad sino por voluntad. El alma vivifica el cuerpo  como principio formal y la divinidad como causa eficiente. Así el cuerpo de Cristo pudo estar muerto aunque estuviera unido a la persona del Verbo.
Tampoco se separó del alma ya que descendió a los infiernos como dice el Credo. El Verbo de Dios posee el alma y el cuerpo de su naturaleza humana y no se dice que sea alma y cuerpo. Así tanto el alma como el cuerpo desde  el principio recibieron la existencia e la hipóstasis del Verbo. Siempre hubo pues una hipóstasis y así en la muerte de Cristo no se separó la hisóstasis sino el alma de su cuerpo.
Por lo tanto al separarse el alma de su cuerpo Cristo fue hombre muerto verdaderamente. El Verbo tomó cuerpo y alma unidas y en su muerte se separaron durante tres días dejando de ser un hombre vivo.
Y no tuvo otra hipóstasis muerto y vivo que la del Verbo. Y el cuerpo no es el mismo vivo que muerto, pero el de Cristo no se corrompió propter identitatem suppositi, porque la hipóstasis del Verbo subsiste en dos naturalezas y no a una persona le corresponde una naturaleza como en nosotros que al morir se separan.
Por esa unicidad hipostática que conserva las dos naturalezas pudo ser saludable su muerte para nuestras dos muertes. En efecto por la muerte de Cristo se anuló en nosotros la muerte de nuestra alma. SE ENTREGÓ A LA MUERTE POR NUESTROS DELITOS, se dice en Romanos. y también se destruyó la muerte del cuerpo: LA MUERTE QUEDA ABSORBIDA EN LA VICTORIA.
La muerte de Cristo obra nuestra salud por la virtud de la divinidad unida al hombre Dios y no sólo por su muerte. Su cuerpo fue instrumento de la divinidad que le estuvo unida y por ella obraba después de muerto.
Aquí hay eficiencia.
Evidentemente estas distinciones son obra de la razón conceptual y se anulan se produce un caos en las mentes de intelectuales que caen ya no en una docta ignorantia sino en una ignorantia afectata. 

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