La sabiduría a la que Tomás se refiere es a la ciencia que conoce la causa suprema de todas las cosas, sobre todos los géneros, como por ejemplo la ciencia de la construcción en su género tiene como sabio al arquitecto que ve el plano y el diseño de todo frente a los artesanos que están en aspectos particulares. Por eso es del sabio el ordenar y juzgar todo lo particular (las ciencias particulares, designio de la Universitas)conociendo la causa primera de todo (simpliciter altissima). Y esto no es conociendo solamente lo que se conoce desde las criaturas como se dice en Rm.1,19 sino a lo que Dios conoce solo para sí de sí mismo y lo comunica por revelación a otros (por amor). Se trata aquí de reconocer que hay una ciencia legítima de lo que Dios revela y que esta ciencia es el producto de la filosofía de una época que tiene su inicio en Plotino, su comienzo en Agustín y su final perfecto en Tomás de Aquino. Lo demás o no figura en la HISOTRIA o es meramente razón mundanal como es el caso de Duns Scoto y de Guillermo de Ockham, que no por casualidad son ingleses y padres de la razón mundanal inglesa que concluye en un pragmatismo que ha dado la impronta a la formación epistemológica del siglo XX en los modernos con sentido singular.
En una razón mundanal la cosa del pensar es lo que se desarrolla y la determinante divina (Dios) es lo que "se agrega" al final. No todo lo que habla de Dios es conducente a Él como persona que salva.
La CIENCIA SAGRADA por el contrario es SERMO DE DEO, TEO-LOGÍA pues su sujeto es Dios. Todo se trata aquí sub ratione Dei bien por que es el mismo Dios o porque tiene relación con Él como principio y fin. Y estos son los artículos de la fe. Decíamos que es ciencia una, porque Dios es uno y todas las cosas que comprende están contenidas en Él, no como partes sino en cuanto ordenadas a él ¡Importante esta distinción en la verdadera ciencia frente a las colecciones de representaciones de las SUMAS que lo acompañan antes y después en su época!
¡La ciencia es no sólo una sino que hay una única ciencia: la tomásica! ¿Para qué más?
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