viernes, 15 de abril de 2011

LA SEGUNDA VÍA DE LA CAUSALIDAD

Se basa en la causalidad eficiente, es decir la motriz o kinética o de dónde viene el movimiento, en concordancia con la prueba que viene de postular (descarta las causas material, formal y final, todas se definen como aquello de donde provienen las cosas pero la eficiente es el agente, la que da el puntapié inicial del partido y no la materia del partido, la pelota, ni el fin que es ¡el goal!).
Se constata que hay en las cosas sensibles un orden en las causas efecientes y no es posible en este orden que algo sea causa eficiente de sí mismo porque luego tendría que ser primero que sí mismo. Esta imposibilidad se acompaña con la de ir al infinito en la serie.
La razón: en todas las causas eficientes ordenadas, lo primero es causa de lo que está en el medio y éste es causa de lo último. Y si se remueve la causa se remueve el efecto. Luego si en las causas eficientes no hubiera un primero no habría medio ni último.
Si el chofer del colectivo abruptamente aprieta el freno, de adelante hacia atrás van empujándose en efecto dominó los pasajeros, aplastando, finalmente, al último. El primero, los del medio y el último religados por la causalidad.
Es así que si se quisiera proceder al infinito en las causas eficientes no habría causa eficiente primera y por lo tanto no habría efecto último ni medio, lo cual es falso porque vemos el encadenamiento de causas continuamente y así hay que dar por supuesto una causa eficiente primera a la cual todos llaman Dios. Vemos las otras causas y nos elevamos racionalmente a una absolutamente primera, ya que es irracional el ir e ir sin parar como en el caso del cuento de las ovejas que saltan el cerco.
Está explicando la racionalidad que tiene el creer en Dios para quienes creen y no el creer en una causa primera. Todos, cualquiera, quienes no creen o no saben de Dios, llaman Dios a una causa eficiente del movimiento de causas que a su vez originan otras en un orden visible. Y esto poco (este concepto de Dios que todos entienden) se puede probar de esta manera viendo los efectos, los cuales son subrayados por San Pablo (a quien nosotros le creemos como enviado) como lo visible de Dios que nos remite a lo invisible y a su poder.
Pero estas dos vías son preliminares a la gran vía del ser necesario, que es la tercera, la base y fundamento de toda la ciencia sagrada.

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