miércoles, 21 de septiembre de 2011

DIOS NOS HACE DE NUEVO

Resuena San Pablo y a fuerza de oirla parece haberse anulado cuando por obra de Nietzche se ven aristas del hombre Pablo o mejor: Saulo. Sí el resultado de la teología de uno u otro bando o de los racionalistas o de los modernos es: no hay hombre nuevo. Hoy algún posmoderno se extrañaría: ¿hombre nuevo, cuando el hombre ha muerto después de Dios?
Buen artificio el de la cultura. Ya lo mató de entrada según Rousseau y para Homero es la fama el pseudo saber que sólo las Musas poseen y hablan del varón de multiforme ingenio y de la mujer revestida de prudencia y piedad: LOS HOMBRES SE AUTODESTRUYEN COMO EL MENDIGO FUERA DEL HOGAR.
En Pablo y en Juan no hablan los hombres Pablo y Juan: está claro. Jesús dice al hombre cultural: OS ES NECESARIO NACER DE NUEVO y Pablo muestra la elección antes del Big Bang de las personas, que fueron puestas como tales para ser santas e inmaculadas en su presencia en el amor.
Dios nos hace de nuevo, lo sabemos, resucitando y estableciendo la res sacramentorum, no la res cogitans. El mysterion griego se vuelve sacramentum que es un signo que obra lo que significa. La sangre vertida, lo hemos escuchado mucho, garantiza esta realitas. Veremos los sacramentos como signos reales en medio de la esfera del LENGUAJE que se ha declarado la única realidad hoy. No hay que ser mendaces: no exijamos ni historicidad ni divinidad a Jesús. Es signo y realiza lo que significa si no hay más realidad que el lenguaje. Y la fe es asentimiento: es un decir sí. Es un decir lo de Facebook: me gusta esto.
Nos gusta que la palabra que nos habla nos haga de nuevo. Nos gusta lo nuevo: somos progresistas y queremos pro-gredere. La procesión es la relación que define al ESPÍRITU SANTO. Hay un avance un empuje en Dios hacia adelante que sin embargo se remansa en la cercanía de las Personas.
A nosotros nos hace, sí o no depende de nuestro sí, nos hace santos y nos invita a participar de su enjundia. Dios es progresión y hay dos procesiones en Dios vivo que nos da la vida suya, la eterna. Y estas procesiones son con respecto al Padre que es el principio sin principio. Se dice así porque el Hijo es principio engendrado y el Espíritu Santo espirado ¡Spiritus spirat! El Espíritu consumará esta instauración de la nueva vida pero será ahora en el misterio, no es visible con los ojos débiles de la razón creada, es decir lo será en el sacramento: del BAUTISMO AL MATRIMONIO PASANDO POR LA EUCARISTÍA.
Tal instauración hay que recibirla y acariciarla en la fe. Ya el cambio del mundo es cosa moderna y no posmoderna. Aquí se instaura una obra y se deshace para dar lugar a otra. La de la fe vive de la espada que mata la muerte. ¡Muera para que no muera y te vea! Corremos una carrera: nada hay fijo, nada hay de burgués ni de comfort. Así lo siente Pablo.
Nosotros hoy sabemos de la lucha que arriba a la paz y a la concordia por medio de una victoria deuno mismo sobre sí mismo para darle posada. Él repite (acompañándonos en la tarde)¿me daréis posada? Y nos hacemos morada de las DIVINAS PERSONAS.

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