viernes, 9 de septiembre de 2011

LA FUENTE DE TODA SANTIDAD

Comunmente se percibe que la santidad consiste en "ser bueno" y hacer bien a otros y que esto es hacérselo a sí mismo. Pues bien Dios que también se considera bueno aunque es la misma bondad si se hiciera bien a sí mismo sería "autista" y finito o limitado si se lo hiciera a "otro Dios". Es cosa conocida y juzgada que Dios se revela porque es único; de lo contrario no necesitaría revelarse. Los pueblos han dibujado sus dioses por sí mismos según lugares, tiempos e índole o particularidades. Dios se revela y esto es registrado por los autores de la universal Biblia. Se ha revelado haciendo hincapié en su unicidad. Esto no era evidente y a la mano como la imaginación de los dioses y por ello exigía una pedagogía de Dios mismo, íntima, delicada, dirigida al espíritu.
Pero he aquí que cuando su revelación se hizo plena y la Palabra misma se hizo visible en un signo humano, se hizo hombre, surgió la discrepancia aparente: DIOS ES DIOS y éste que nos habla o es un profeta o un embaucador y si se dice Dios es un blasfemo y un loco. En cuanto al Mesías debe ser un liberador y no un maestro espiritual bajo el perfil humilde.
La palabra anuncia una BUENA NUEVA: YO SOY y el reino de Dios se ha acercado o mejor: está en la cercanía. El "YO SOY" indica una persona que es enviada por otra persona a quien llama "Padre". Así podemos colegir que es engendrado por Él y sobre todo nos comunica que nos hace hijos a quienes escuchamos reverentes su palabra, a quienes nos envía a su vez a anunciar la BUENA NUEVA, el EVANGELIO DE LA PAZ.
El reino en la cercanía es pues la vigencia de aquellos que recogen su EVANGELIO: las personas. Es el reino de las personas ya que la PERSONA DEL PADRE, envía a quien nos habla: LA PERSONA DEL HIJO, quien nos envía con su Padre LA PERSONA DEL ESPÍRITU SANTO, quien nos santifica llamándonos en su cercanía deleitosa y amorosa. Nos induce a amar todo y nos enseña todo: nos abre el campo donde está el tesoro: nuestra PERSONA, lo que somos en nosotros por Él en nosotros mismos. Esta condición nos asocia a las PERSONAS DIVINAS que resultan por la BUENA NUEVA DE LA PAZ, ellas mismas cercanía en el vínculo de la paz.
Dios al amarse a sí mismo produce las personas, pues el amar implica movimiento hacia el amado, que se vuelve "otro yo" a quien conoce plenamente como a sí mismo. El amor que es su acto, su realidad efectiva incluye pues su conocimiento expresado y el vínculo con su amada noticia del "otro yo" donde plasma su ser: amor. Éste que corresponde a su engrendarse sustancial del ser se encuentra en la cercanía de una tercera PERSONA, otro yo, otro PARÁCLITO: EL ESPÍRITU SANTO. Pues el nombre de Dios es:SANTO. Y nos crea por el mismo amor que une las PERSONAS PARA HACERNOS SANTOS A SU IMAGEN.
No es elemental pero explica nuestra razón de ser: el así llamado "amor" que es la ternura del AGAPE.

No hay comentarios:

Publicar un comentario